Oración de honra de constelaciones familiares y las ordenes del amor

 

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Bert Hellinger, nos sugiere un ejercicio muy potente para «Tomar a los padres».
Consiste en recitar una oración frente a la foto de nuestra madre y luego, frente a la de nuestro padre.
Prueba a leerla en voz alta.
Conecta con las palabras.
Deja que resuenen en ti:
Querida mamá/ querida mami
La tomo de ti, toda entera,
Con lo bueno y con lo malo,
Y la tomo al precio entero que a ti te costó
Y que a mí me cuesta.
La aprovecharé, para alegría tuya
(y en tu memoria).
No habrá sido en vano,
La sujeto firmemente y le doy la honra,
Y si puedo, la pasaré, como lo hiciste tú
Te tomo como mi madre,
Y tú puedes tenerme como tu hijo/ hija.
Tú eres la verdadera para mí, y yo soy tu verdadero hijo/ hija.
Tú eres la grande, yo el pequeño/ la pequeña.
Tú das, yo tomo.
Querida mamá:
Me alegro de que hayas elegido a papá
Ustedes dos son los únicos para mí. – ¡sólo Ustedes!

Querido papá/ querido papi
La tomo de ti, toda entera,
Con lo bueno y con lo malo,
Y la tomo al precio entero que a ti te costó
Y que a mí me cuesta.
La aprovecharé, para alegría tuya
(y en tu memoria).
No habrá sido en vano,
La sujeto firmemente y le doy la honra,
Y si puedo, la pasaré, como lo hiciste tú
Te tomo como mi padre,
Y tú puedes tenerme como tu hijo/ hija.
Tú eres el verdadero para mí, y yo soy tu verdadero hijo/ hija.
Tú eres el grande, yo el pequeño/ la pequeña.
Tú das, yo tomo.
Querido papá:
Me alegro de que hayas elegido a mamá.
Ustedes dos son los únicos para mí. – ¡sólo Ustedes!

 

Los ÓRDENES DEL AMOR son las leyes básicas que rigen los sistemas humanos. Son leyes naturales que tienden a generar orden en las relaciones. Un orden a partir del cual el amor puede fluir a través de sus miembros. La transgresión de estos órdenes será origen de conflictos, y discordancias internas que pueden llegar a manifestarse como distintas patologías psíquicas y físicas. El sistema familiar humano se comporta como un sistema orgánico y regido por leyes físicas.
La 1ª ley y también la más importante es que todo aquel que pertenece al sistema tiene derecho a pertenecer. Nadie puede ser excluido.
¿Qué significa esto a nivel individual?
Significa que todos aquellos que pertenecen mi familia han de tener un lugar en mi corazón.
Cuando alguien queda excluido, el sistema pierde su equilibrio y recurre a mecanismos de compensación que a veces solo crean más desorden.
¿Por qué y cómo excluimos a otro en la familia?
Puede ser que su comportamiento sea una deshonra según los valores familiares, entonces no se habla de él; también puede ser que alguien haya fallecido en circunstancias trágicas y se le haya olvidado porque su recuerdo causa demasiado dolor, a veces los excluidos son niños que han fallecido tempranamente o incluso niños no natos.
La 2ª ley es que los sistemas se ordenan de modo que el miembro que llegó antes tiene prioridad sobre el que llegó después. También es importante la función que desempeña, un miembro cuya función es más importante para la supervivencia o el mantenimiento del sistema tiene prioridad.
Este sería el caso de los padres, ellos tienen prioridad sobre los hijos, y así debe de ser para que todo funcione.
La 3ª ley es la necesidad de equilibrio entre dar y recibir en las relaciones. Cuando alguien nos da algo sentimos en nuestro interior la necesidad de compensar, de devolver. Así si alguien nos hace un regalo, sentimos el deseo de darle algo también, pero así como ocurre con lo positivo ocurre también en lo negativo. Si alguien nos hace un mal, también sentimos la necesidad de devolverlo y de esta forma creamos nuestro intercambio, no se disuelve la relación por ello, la relación se disuelve cuando ya no hay intercambio.
En el caso de los hijos con respecto a los padres es distinto: los padres dan, dan, dan, dan continuamente. Y ¿Qué puede hacer el hijo? Tomar, tomar, tomar. Al crecer, el hijo también puede crecer en generosidad, no obstante, ¿Podrá devolver algún día todo lo que ha recibido? No, pero sí podrá darlo a otros, a sus hijos si los tiene y a su comunidad.
El desequilibrio entre dar y recibir surge cuando alguien da más de lo que recibe o cuando alguien recibe tanto que se siente incapaz de devolver algo equivalente, o cuando alguien es incapaz de tomar del otro…
Cuando estos órdenes son respetados el amor puede fluir libremente, sin obstáculos, entonces todo es más ligero, y sentimos que nuestras raíces nos mantienen fuertes y estables a través de las dificultades que vamos encontrando a nuestro paso en la vida.